Toda obra cinematográfica es una construcción. En la ficción nos suele parecer más obvio. Hay películas que se apoyan en esa "desilusión", en mostrar lo que queda tras bambalinas. Películas que juegan con los entresijos del cine haciéndonos profundizar en la naturaleza de la obra. Cantando bajo la lluvia, El show de Truman, Un rey en Nueva York, El crepúsculo de los dioses, La rosa púrpura del Cairo... Muestran distintos aspectos de la creación cinematográfica o televisiva. Nos quitan la ilusión de pensar que lo que vemos en la pantalla es real. Hace poco tuve la oportunidad de estar en la sala de proyecciones de la Filmoteca Navarra. El proyector mediante sus engranajes y su película de poliéster da vida a algo. Es como si una vida naciera a través de un haz de luz. Ver la película correr entre los mecanísmos a la vez que las imágenes de La dolce vita de Fellini aparecen en la pantalla hace tambalear la percepción del cine. Como cuando uno se acerca a un cuadro hasta casi rozarlo con la nariz. Uno ve las pinceladas, incluso algún pelo del pincel y no puede evitar temer por la obra final.
Cuando es un documental lo que se muestra como construcción, el golpe puede ser incluso más fuerte. Estos fragmentos de realidad son también una construcción. Y si uno discute sobre los documentales de naturaleza y la realidad o engaño de los mismos puede estar sin levantarse hasta que el león se presencie en el cuarto de estar. En mi visita a la Filmoteca recordaba la obra de Vertov. La cámara que da a luz a una ciudad. Es el cineasta, más bien la cámara (comunista), quien da vida a lo que aparece frente a la lente. La manivela activa el mundo y unos carboncillos que se juntan muestran su grandiosidad.
Y aunque Vertov ya pasó, he encontrado a otro cineasta que crea, que construye, vida: Alan Berliner. He visto varias de sus obras y pienso que su pasión por el cine le hace introducirlo en las vidas que recoge y, en cierta medida, construye. En Family Album las películas domésticas unidas a grabaciones de voz crean una vida. Desde su nacimiento hasta su vida. Se podría comparar esa construcción de la vida con la propia construcción del film. Berliner da vida a unas imágenes del pasado con unas voces del presente. Mediante una construcción fílmica crea una construcción vital. Como el doctor Frankenstein toma piezas de aquí y allá y les inspira un nuevo espíritu. Y aunque no creaba vida, José Luis Guerín, a través de una obras en el documental En construcción, atrapa la vida de varias personas. YSandhya Suri hace un retrato de su familia, de su cultura, sus orígenes en I for India. También gracias al celuloide. Así, estos autores, cinéfilos, crean una pequeña historia del hombre. Con ladrillos y celuloide.