In the streets of the Bronx, is where I wanna be. Porque en las calles del Bronx cada uno libra sus batallas. Y Colagero gana sus batallas. Y las gana porque lucha y porque otros luchan por él. La película de Robert De Niro cubre los mil asuntos que importan a un muchacho italo-americano en el Bronx: La mafia, el amor, la familia, el racismo, la amistad… Y aunque le pasan mil cosas la película no sobrecarga, todo está medido y tiene sentido. Colagero encuentra su verdadero lugar en la vida al hacer frente a sus problemas y tomar decisiones por cuenta propia.
La música en esta película parece ser un protagonista más, el protagonista amigo del personaje principal que quita hierro a las situaciones. Y aunque la historia es muy dura, la música suaviza el conflicto. A veces, las canciones aportan algo más, profundizan en el momento, dan pistas. Y esas canciones... eso sí que es música. Un recopilatorio de la época que no deja de sonar a lo largo de la película.
El principio de la película es un retrato vivaz de un barrio, de varias culturas juntas: la americana y la italiana. Con el desparpajo italiano, vemos el barrio de Nueva York. En inglés dirían "Cheeky!". La ambientación es estupenda. Pero el peso de la película está en que nos hace vivir todo como nuestro. Y nos metemos tanto en la intimidad, en los conflictos, en los afanes de Colagero; que nos parece estar allí. Acaba la película y te das cuenta de que no vives en el Bronx, ni en los años 60, ni tienes amigos que se codean con la mafia... Pero has vuelto de un viaje que merece la pena.
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