Porque el cine está lleno de magníficas historias e imágenes. Meters and meters of celluloid stories.
martes, octubre 11, 2011
The man who knew too much (Alfred Hitchcock, 1934)
El hombre que sabía demasiado es una de las primeras películas de Alfred Hitchcock, de su etapa británica. En un hotel en Suiza, alguien muere en una situación rodeada de intrigas y sucesos extraños. La hija de Bob y Jill Lawrence es secuestrada por la información que supuestamente poseen. El matrimonio amenazado por los secuestradores no puede acudir a la policía, por lo que ellos mismos comienzan a investigar el paradero de su hija. La historia llena de misterios y falsas apariencias recuerda en ocasiones al estilo de las aventuras de Sherlock Holmes. La escena en la iglesia resulta una mezcla entre el detective de Baker Street y el Padre Brown.
Hitchcock empieza a crear un estilo con ángulos de cámara que consiguen mantener la intriga que tan hábilmente teje. Además, cuenta con unos fabulosos actores encarnando a unos personajes exquisitos. La simple presencia de Peter Lorre (M, el vampiro de Düsseldorf) en la pantalla nos hace temblar. Por su acento, por su risa nerviosa, por su frialdad y humanidad (ese gesto de preocupación por la mujer cuando es abatida me parece magistral en la interpretación y en el guión). Realmente es uno de los actores que mejor saben encarnar a villanos, dándoles un toque malvado y estremecedor. El protagonista, Bob Lawrence, es también de una gran riqueza: asustado busca a su hija, pero su carácter británico jamás dejará las ironías ni mostrará un ápice de debilidad.
La escena final del tiroteo me hizo recordar la película de Dog Day Afternoon. La escena final en el Albert Hall está perfectamente construida, marcando ya un estilo particular del genio de la intriga. Alfred Hitchcock haría un remake de su película ya en su etapa en Hollywood.
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