Cuando se comenzó a introducir el color en el cine, volvieron a surgir enfrentamientos y discusiones sobre la esencia del cine como ya había sucedido con la aparición del sonoro. Hubo quienes veían este avance como una "herejía" cinematográfica. Para muchos, el cine era un arte sustentado en las características originarias: mudo y en blanco y negro. Rudolf Arnheim, por ejemplo, argumentaba que el cine era arte, y que lo que lo elevaba a esa categoría eran sus deficiencias en imitar la realidad. Otros, sin embargo, veían en el cine a color un paso más hacia una imitación más fiel de la realidad, lo juzgaban más realista. Muchos habían caído con el sonoro, que tanto cambió la concepción del cine. No creo que el problema del color supusiera tanto.
Ahora nos es perfectamente normal. Muchos ya no han visto películas en blanco y negro y, además, se oponen a hacerlo por una extraña relación mental de la falta de color y el aburrimiento. Eso sí, esos mismos que reniegan del cine en blanco y negro no dudarán en quitarles el color a sus fotografías. ¿Por qué? Para darle un toque "retro", o quizás porque de alguna forma perciban esa fuerza del blanco y negro. Quizás sean conscientes de que la ausencia de color evita las distracciones, centra la atención en el tema, en el volumen y las texturas.
Hay varias películas que han sido rodadas en blanco y negro no por falta de tecnología sino por potenciar el arte de ese film. Se me ocurren tres ejemplos que he visto recientemente. El primero en orden cronológico es Psicosis de Hitchcock. Rodada en 1960 podía haber sido rodada a color. No me imagino las luces del motel de Norman Bates a color, pero sobre todo no me imagino la famosa escena de la ducha llena de sangre roja. Porque el rojo es un color demasiado violento. Y sobre todo porque la película del mago del suspense no trata sobre la violencia de los asesinatos, no trata sobre la violencia física, sino sobre la intriga, sobre la violencia de una mente enferma. A medida que avanza la película, ese blanco y negro nos va ahogando.
Otra obra sin color es El hombre elefante de David Lynch. No sé cuál fue la razón del director para optar por el blanco y negro en 1980, pero sí que, al ver la película, pensé que no podía haber sido rodada en color. Tras el prólogo de la mujer y el elefante, somos testigos de una operación quirúrgica para presentar al protagonista de la historia. Esa escena habría resultado totalmente repulsiva de haber empleado el color. Además esa gran riqueza de grises crea una atmósfera exquisita. Cada minuto de la cinta hacía que me preguntara por las razones del no-color. Cuando aparece por primera vez John Merrick me reafirmé en aquella opinión: el color nos habría aterrorizado. Creo que la fabulosa ambientación también habría sufrido pues deberían haber contado con un director de fotografía que consiguiera detener el tiempo y el color en la época victoriana. El color podría haber supuesto una gran pérdida en calidad. Pero, sobre todo, habría dado una crudeza excesiva.
Y, por último, un caso conocido y tratado: La lista de Schindler. Claramente esta película no quería hacernos huir o apartar la vista, como con Salvar al soldado Ryan, sino acercarnos a un personaje. Hay escenas de gran violencia en la película pero nos encogen el alma, no las tripas. Otra vez no vemos el violento rojo atacando nuestra vista. Solo en una ocasión se emplea algo de color: con un ligero tinte rojo se colorea el abrigo de una niña. Es un discreto toque de color, podría incluso pasar desapercibido, pero tiene un gran poder por tratarse del color rojo. Nos adelanta un capítulo tremendamente violento. No vemos ninguna escena de violencia explícita hacia la niña, pero ver ese abrigo en la lejanía siendo lanzado a una fosa es un golpe brutal. En esta película Spielberg pone en juego algunos trucos de prestidigitador haciendo visible lo invisible como sucedía con Capra respecto al sexo. No se trata de una película sutil ni que disimule la violencia, pero no empacha, quizás por esa patina gris que se le aplica.
Ese blanco y negro buscado como recurso sirve para camuflar la crudeza física de la violencia. Una película como Malditos bastardos pecaría de hipócrita si se planteara el blanco y negro como recurso estético cuando quiere resaltar la fisicidad de lo que aparece en la pantalla. Tarantino quiere mostrar lo físico, lo corruptible y putrefacto del hombre. El blanco y negro sirve para acentuar lo espiritual y eterno, lo que no puede salpicar de forma poco agradable. Un recurso para embalsamar el espíritu y no dejarlo al capricho del tiempo y el gusano. Por eso los cuerpos son disparados a color, las almas, los hombres, en blanco y negro. Souls were shot in black and white.
3 comentarios:
¡El cielo sobre Berlín! ¡1987! Sobre lo del blanco y negro para mostrar lo espiritual… ¿La has visto? Muy recomendable.
Justo acabo de ver una película moderna en b/n, Ed Wood de Tim Burton. Se hizo así para mostrar el estilo del director y sobre el cine de terror. Pero la verdad es que parece que lo hicieron para que no hubiera ninguna discusión respecto a de qué color eran los ojos de Bela Lugosi.
Me apunto vuestras sugerencias! Gracias a las dos.
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