lunes, octubre 10, 2011

Mr. Smith goes to Washington (Frank Capra, 1939)


Gracias a Dios y a la Universidad sé algo del sistema político de Estados Unidos. Porque para entender Caballero sin espada viene bien ese mínimo. La película, con James Stewart, nos lleva a Washington, que se convierte ante nuestros ojos en la cuna de la democracia, de la libertad y de todo lo bueno que existe en los corazones humanos. Y si ya la ciudad tiene bastante carácter místico, de experiencia casi divina, el protagonista viaja y la visita como si hubiera subido a saludar un rato a Dios Padre. Pero una vez superado ese primer empacho de exhuberancia patriótica, la película recupera un paso más laico.
Mister Smith goes to Washington, como dice el título original, y es allí donde el joven político madura y se da cuenta de la maldad del hombre, y de la mujer. El magnate de los medios de comunicación manipulando a su gusto el Senado. La mujer desesperada ante la injusticia. Los niños, cómplices y amigos traicionados, la madre dulce en el tranquilo campo. La receta es conocida o similar a otras muchas obras de la época, pero aun así, consigue atraparnos.
Stewart hace un trabajo brillante, ingenuo, torpe, de ideales grandes. Y casi nos entran ganas de aprender la Constitución americana para poder vencer esa gran injusticia. Querríamos apelar a algún artículo que hiciera recuperar la fe a nuestro protagonista. Porque esta película trata sobre la democracia, pero también sobre la corrupción de la misma. Este tema no se había tratado con tanta claridad antes, por lo que el film recibió numerosas críticas por parte del sector político.
Es divertido descubrir en esta película a los actores de la gran productora Columbia en estos papeles. Por el sistema de estudios, vemos a estos mismos juntos en otras películas como Vive como quieras. Curioso. Os dejo un no menos curioso tráiler de la época.

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